07 junio 2014

San Antonio está entero, esperando el segundo juego.


San Antonio.- Fueron muchas las virtudes que mostró San Antonio Spurs en la victoria del Juego 1 ante Miami Heat.



Los alumnos de Gregg Popovich fueron mejores sencillamente porque el resultado final les hizo vencedores.



Aunque la salida de LeBron James a falta de cuatro minutos para el final ayudó a que los locales pusieran tierra de por medio en el resultado, la seriedad con la que afrontaron este partido marcado por el equilibrio les hizo garantes de un triunfo sin paliativos.



Los rostros y el humor del cuerpo técnico y los jugadores fueron los esperados en la jornada posterior. El viernes no hubo una sesión de práctica habitual. El esfuerzo que realizaron tras disputar el partido bajo condiciones de calor, calificadas como 'extremas' por varios protagonistas de la cita tan solo dejó tiempo para la recuperación y la visualización del video del encuentro.



Tras la proyección, los jugadores salieron a la palestra ante los medios, con la lección aprendida, conscientes de que las 22 pérdidas de balón que cometieron podrían haber dejado el mundo de las anécdotas para haberse convertido en una realidad de fatal desenlace. Pero no fue así porque el buen hacer primó sobre las fallas.



"Mejor perder 22 pelotas y ganar, que perder, sino hoy hubiera sido un día muy duro de mirar ese video y pensar en los errores que cometimos. Como lo terminamos ganando termina siendo una anécdota y una cosa a mejorar. Creo que la mitad de esas pérdidas fueron no forzadas, fueron pérdidas muy banales y eso se puede mejorar. Vimos lo que hicimos bien y mal y cómo podemos evitar eso", afirmó Manu Ginóbili.



Al argentino le pareció que la ventaja final de 15 puntos sobre sus rivales fue excesiva para cómo fue la cita. Sin embargo, su rostro reflejó la satisfacción no sólo del triunfo, sino del gran papel que tuvo en el plano individual.



Ginóbili fue el catalizador inicial de los Spurs igual que Danny Green lo fue en el tramo final. Los tres primeros esféricos que llegaron a sus manos acabaron en triples convertidos, capaces de provocar un éxtasis permanente cada vez que intervino en el juego ante un graderío acalorado. Fue el tercer mejor anotador del encuentro con 16 puntos (50 por ciento en tiros de campo) en 32 minutos, y el máximo asistente de su equipo con 11 últimos pases.

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