Hidelker Antonio Jiménez Pérez fue apresado el 20 de mayo del 2011. Se le acusó de cometer el hecho para despojar al policía de su arma de reglamento, la cual le fue encontrada el día que lo arrestaron, 15 días después del asesinato.
El Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional le impuso la pena máxima con que se sanciona un homicidio.
La familia de la víctima comprobó, escuchar la sentencia, que “no hay crimen perfecto” como estableció el genio Joseph Fouche”. Los parientes que esperaron justicia vieron como se fueron hilando los cabos sueltos, hasta dar con el principal acusado del homicidio del agente, a quien le arrebataron la vida cuando iba en su motocicleta, al ser interceptado por cuatro hombres, a bordo de dos motores, en uno de los que viajaba Jiménez Pérez.
El fiscal Kelvin Colón contó los hechos al tribunal que preside la magistrada Gisselle Méndez.
Le dijo que el imputado disparó al agente para quitarle su pistola, marca Browning, calibre nueve milímetros, marcada con el número 245PY11393.
Según la Policía, con esta arma de fuego, el imputado disparó a una patrulla de agentes que le ordenó detenerse. En ese escenario, indica el expediente, los agentes lo persiguieron y le dispararon también, por lo que habría resultado herido en el abdomen.
Fue así como Jiménez Pérez cae “en la mano de la Policía” y es entregado a la Fiscalía del Distrito Nacional. En su contra, durante el juicio de fondo, se presentó el testimonio de un vigilante que afirmó haber sido tiroteado cuando observó el crimen, debido a que gritó la presencia de “ladrones” en la zona.
El día del arresto el imputado estaba en compañía de Geiron Alexander Díaz Capellán, quien no fue juzgado por el caso Pérez Rivera.
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